Esta página web utiliza cookies técnicas y de análisis necesarias.
Al continuar navegando por esta web usted acepta el uso de cookies.

AUGUSTO CESARE FERRARI – PINTOR Y ARQUITECTO ENTRE ITALIA Y ARGENTINA

  En colaboración con la «Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo» de Buenos Aires, la Academia Albertina de Turín y el Instituto Italiano de Cultura de Córdoba, la profesora Liliana Pittarello, arquitecta y editora del catálogo de obras de Ferrari, brindará una conferencia, en el Aula Multimedia de la sede de los cursos de italiano del Instituto Italiano de Cultura de Córdoba, sobre la figura y obra del pintor y arquitecto de origen modenés Cesare Augusto Ferrari, quién dejó una huella notable en la ciudad de Córdoba y en las ciudades vecinas. Son suyas, de hecho, importantes obras arquitectónicas como la Basílica de San Francisco en Córdoba, la monumental iglesia de Unquillo, la Capilla y el Colegio de las Hermanas de la Merced, la iglesia de Villa Allende, así como una docena de hermosas casas entre las que destacamos «La Cigarra» y «El Castillo».
  Augusto Cesare Ferrari es, entre otras cosas, el padre del famoso artista argentino León Ferrari.

  Augusto Cesare Ferrari nació el 31 de agosto de 1871 en San Possidonio, cerca de Módena. Hijo de un enólogo, estudió arquitectura en la Universidad de Génova pero, recién graduado, en 1892, partió hacia Turín para ingresar a la Academia Albertina y más tarde completó su formación en el Estudio de estilos antiguos y modernos en el Museo Industrial, el cual forma parte del Politécnico de Turín.
  Antes del estallido de la Gran Guerra, Augusto llegó a Buenos Aires para exhibir algunas de sus obras. La crisis económica arruinó sus planes, pero aún así decidió quedarse y probar suerte en América. El obispo Romero le presentó a la viuda de Emilio Mitre quien, en ese momento, estaba inaugurando la Capilla de la Cara Divina en el Parque Centenario de Buenos Aires. Ferrari se ofrece para decorar de forma gratuita la cúpula y los interiores (descartando el aceite por el costo y eligiendo en su lugar el blanco y negro del grafitis bituminosos). El trabajo da fruto. No solo conoce a la directora del cercano Liceo, la joven Susana del Pardo, con quien se casó en 1916, sino que, desde ese momento, las recomendaciones se siguen continuamente, como la batalla de Tucumán y la de Salta. Paralelamente, realizó numerosos retratos de la sociedad «porteña» y profundizó su relación con Monseñor De Andrea, quien le confió las renovaciones y la decoración de la Iglesia de San Miguel.
  Con lo que había ahorrado, Augusto partió para Europa con su familia en 1922, donde se dedicó a la pintura hasta 1926. En la campiña piamontesa pintó visiones y desnudos, en Venecia numerosas vistas de la ciudad y el fin de los ahorros significó su regreso a Buenos Aires, donde muere en 1970.

Reserva no disponible

  • Organizado por: Istituto Italiano di Cultura di Córdobaa