Leonardo todavía está en Milán y es el momento de su máxima creatividad, el cual nace de un fuerte sentimiento de soledad debido al hecho de que ya no tiene afectos que retener.
Encerrado en sí mismo, observa con infinita paciencia la naturaleza en todos sus aspectos multifacéticos, como, por ejemplo, el vuelo de las aves que lo llevará a estudiarlas y representarlas.
El punto final de este viaje será el retrato de Mona Lisa, la Gioconda. Esta historia personal y esta imagen de una mujer que el gran artista siempre llevará consigo.